viernes, 6 de noviembre de 2015

El Día de SAX

Google rindió homenaje a Adolphe Sax (1814-1894), el luthier belga que inventó el Saxofón en 1840, con 26 años. Sin quererlo —de hecho sin saberlo— patentó la futura voz del jazz.

SAX nació en un hogar vinculado al arte de la fabricación instrumental. Su padre tenía un taller para instrumentos de viento, lugar donde el pequeño Sax comenzó a trabajar como aprendiz. Se familiarizó con las virtudes y defectos de flautas, clarinetes, oboes, fagotes... Lidiando contra ciertas limitaciones del clarinete fue como Sax acabó por concebir y fabricar su propio instrumento, en el cual conserva la boquilla con lengüeta típica del clarinete o del oboe, además del sistema de llaves, pero elige un cuerpo metálico y le da el diseño característico en forma de pipa. Tenía claro lo que perseguía con su invento: uno que «por el carácter de su voz pueda aproximarse a los instrumentos de cuerda, pero que tenga más fuerza e intensidad». Había nacido el saxofón.

Sax fue el primer intérprete de su criatura —el primer saxofonista del mundo…— y así comenzó a captar la atención de grandes músicos. Héctor Berlioz fue el primero en escribir una obra conocida para saxofón, el sexteto Canto Sagrado, en 1844. Elogió al nuevo miembro de la familia de los vientos: «Es de tal naturaleza que que no conozco ningún instrumento actualmente en uso que pueda comparársele, a ese respecto. Es pleno, blando, vibrante, de enorme fuerza y susceptible de endulzar». Con el tiempo otros grandes autores pedirán al saxofón como integrante de la orquesta (Ravel en su Bolero, Rajmáninov en sus Danzas Sinfónicas) o le asignarán un rol principal (Debussy en su Rapsodia para orquesta y saxofón, Glazunov en su Concierto para saxofón de 1935).


Segmento solista confiado al Saxofón por Sergéi Rajmáninov en la primera de sus Danzas Sinfónicas / Con esta elección el creador ruso ratificó su excepcional oído para el sonido orquestal y de paso firmó una de sus melodías inolvidables. Años después, para el estreno de las Danzas en la URSS, el gobierno soviético vetó al saxofón (!) por considerarlo emisario cultural de EE.UU. (!!) y la melodía fue reasignada a dúo de clarinetes y fagotes.

El saxofón fue haciéndose un espacio en el repertorio sinfónico pero sobre todo en las bandas y orfeones, para las cuales había sido pensado. Era un invento exitoso y Sax pudo sentirse satisfecho. Lo que no llegó a saber es que a contar de la década de 1920 el saxofón sería adoptado por el jazz y su popularidad se dispararía en todo Occidente, llegando a ser uno de los instrumentos musicales más populares del siglo XX junto con la guitarra eléctrica. Sus facilidades mecánicas y la belleza de su sonido, que Sax supo mantener homogéneo a lo largo de su extensión, cautivaron a músicos tan imprescindibles como Charlie Parker o Lester Young, y confirió el sonido característico a las Big Band estadounidenses.

A 201 años de su nacimiento, Adolphe Sax disfruta una aplaudida inmortalidad.

Y es que no sólo Lennon o Glenn Gould tienen su estatua sentada... / Estatua de Sax a la entrada de su museo en Dinant, la ciudad que le vio nacer

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