lunes, 10 de octubre de 2016

BORODIN :: Sinfonía nº 2 etc. / Loris Tjeknavorian

Bilibin Príncipe Igor

BORODIN es un apellido conocido y respetado en la música clásica. Está asociado al exotismo dentro del exotismo, vale decir, a una radiante vena asiática dentro de la música rusa. Aleksandr Porfírievich Borodín —tal fue su nombre— llevaba en su propia sangre ese ingrediente “exótico”: culturalmente ruso, era hijo ilegítimo de un príncipe georgiano, Luka Gedevanishvili, que según las costumbres de entonces registró al vástago con el apellido de un sirviente suyo, pero se ocupó siempre de él y no lo olvidó en su testamento.

La esmerada educación del joven Borodín incluyó lecciones de piano y música que develaron pronto su innata facilidad, a la que él mismo no prestó demasiada importancia. En cambio eligió la carrera de medicina y la especialización de química. En este campo contribuyó de manera brillante: en 1861 descubrió la llamada reacción de Borodín-Hunsdiecker; al año siguiente sintetizó el primer compuesto orgánico fluorado, el fluoruro de benzoílocon; y en 1872 llegó al descubrimiento de la reacción aldólica, hasta hoy una herramienta fundamental para la industria química.

Pero la música persistía en su interior. Seguía siendo un amado pasatiempo —siempre se consideró un científico aficionado a la música— hasta el día en que tomó contacto con el puñado reunido en torno a Mili Balákirev. Eso alimentó por fin su llama creadora: junto a su amigo Mussorgsky, Borodín fue quien mejor perfiló una nítida personalidad artística, firmando obras extraordinarias que, por desgracia, no fueron muchas; el músico sólo aparecía cuando el científico descansaba (y esto no sucedía a menudo). Para colmo de males, su frágil salud fue fulminada repentinamente durante un baile en la Academia de Medicina, el 27 de febrero de 1887, por una rotura de aneurisma de aorta. Tenía 53 años de edad.

Destellos de Oriente en la Escuela Rusa

En su catálogo —donde la alta calidad compensa, y mucho, la brevedad— Borodín logró cualidades notables que lo diferenciaron de sus colegas. En primer lugar, fue el miembro del Grupo de los Cinco que más se orientó hacia la “música absoluta” o abstracta, escribiendo sinfonías (dos completadas y una tercera inacabada) y música de cámara (tríos, cuartetos, quinteto con piano y sexteto para cuerdas, canciones y música para piano).

No desdeñó el poema sinfónico (“En las Estepas del Asia central”) ni la ópera (“Príncipe Igor”).

En todas partes dejó la huella de una segunda gran característica: la belleza de su inspiración melódica, llena de un profundo lirismo. Su producción abunda en episodios inolvidables; hasta Hollywood se fijó en ellos. ¿Ejemplo? La famosa canción que entona el personaje masculino en esta película de 1955...

Quitando el exceso de almíbar y la refundición de estilos made in America, subsiste aún la inspiradísima melodía de las Danzas Polovtsianas. El filme se llama “Kismet”, de 1955, y se basa en el musical homónimo de 1953, con adaptación musical de Robert Wright y George Forrest a partir de música de Borodín. Ambos supieron ver la idoneidad del compositor para ambientar una trama oriental; justamente ahí está un gran aporte de nuestro músico a la Escuela Rusa, como precisa Josep Pascual:

“Borodin fue artífice de una música netamente nacionalista, fiel al ideario de los Cinco, inspirándose a menudo en el folclore eslavo en general y ruso en particular (entendido éste de un modo amplio, incorporando en sus obras un exotismo, en absoluto superficial, que bebe de las tradiciones orientales y que influyó considerablemente en su lenguaje armónico, considerado con razón como precursor del impresionismo francés).”

Tjeknavorian Vamos a la música. Esta vez escucharemos música de Aleksandr Borodín en versión del maestro armenio-iraní Loris Tjeknavorian dirigiendo la National Philharmonic Orchestra.

Sobre esta orquesta hay que saber que no existe... o más bien, sólo se reunió en estudios de grabación del sello RCA a contar del año 1964. Utilizó también otros nombres, como «RCA Victor Symphony Orchestra» o el más conocido «London Promenade». En los años que duró, mantuvo siempre un alto estándar de calidad; reclutó sus componentes de las mejores orquestas británicas, particularmente la Filarmónica londinense, y conoció ilustres batutas en su podio.

discoEl presente registro se compone de una memorable selección de música de Borodín, comenzando con la Sinfonía número 2 en Si menor, considerada la mejor de las tres que alcanzó a escribir. A continuación oirán el cuadro orquestal «En las estepas del Asia Central», significativamente dedicado al creador del poema sinfónico, Franz Liszt. Aquí Borodín despliega de manera magistral sus capacidades como fino orquestador —mucho más transparente en sus combinaciones que los demás maestros rusos, salvo Chaikovsky—, su ya mentada belleza melódica y una mano muy segura para crear efectos como el inolvidable contrapunto de temas en la sección final.

Por fin, el registro concluye con una selección instrumental de la ópera «El Príncipe Igor», obra maestra inconclusa del compositor que fuera terminada por dos geniales amigos, Rimsky-Korsakov y Glazunov, quienes habían acompañado su largo proceso de gestación (de 1869 a 1887). Aquí están presentes la Obertura —cuenta la leyenda que Glazunov salvó para la posteridad esta pieza gracias a su memoria excepcional: en los papeles de Borodín no apareció la obertura de la ópera, pero Glazunov la había escuchado al piano tocada por el difunto compositor para sus cercanos, y así pudo reconstruirla cabalmente...— seguida por una poco escuchada Marcha polovetsiana, que condensa el barbarismo del pueblo nómada al que debe derrotar el protagonista; por fin, el registro concluye con las célebres Danzas polovetsianas, sumándose a los intérpretes el «John Alldis Choir».

» D E S C A R G A

MP3 ABR ~ 224 kbps · 48 kHz | 9 tracks | .7z 113,8 MB | Yandex.ru

7 comentarios:

Elgatosierra dijo...

¡Hay que ver cuánto nos gusta Borodin a algunos...! JAJAJA
Saluid, paz, sonrisas y muy cordiales saluditos.
Elgatosierra :)

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Es un exceso muy recomendable JAJA

Abrazo, amigo

robin dijo...

Excepto la 2a sinfonia, éstas son piezas que conocí de niño y que me encantaron. Mas recientemente descubrí mucho más de Borodin y de música rusa en general y en eso me ayudó bastante el blog del Cuervo (todos estos Svetlanov!..).
Gracias por éste, Quinoff !

Salut, paix et un sourire ;)
Robin

Juan Francisco Ortiz Archila dijo...

Gracias por este aporte estimado amigo, te envío un cordial saludo de Guatemala.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Afectuosos saludos a ambos, Robin y Juan Francisco.

Maurizio D. dijo...

Muy interesante, gracias por compartirlo. Saludos desde Bolivia

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Maurizio, gracias por tu visita y tus palabras!

 
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